lunes, 9 de mayo de 2016

Vecinos

Hola chicos, soy Jannet  , lo que hoy voy a contarles es lo que me pasó.

Javier  y yo vivíamos en la misma calle. Al vernos nos saludábamos, sonrisa tímida por ambas partes. Y cuando ella se hizo socia del mismo club deportivo al que pertenecía, nos hicimos amigos, muy buenos amigos. Echábamos largas rutinas a la pista, que unas veces ganaba ella  y, otras, ganaba yo.
Ya no sabia quien era, al cruzar palabras con el me llenaba de felicidad y a la vez sentía  que aquel al que la gente le llama corazón se me salia de entre mi pechos, sentía que esa sensación era mas aya que amor .
Una tarde le dije a Javier algo que llevaba mucho tiempo deseando y nunca me había atrevido a decirle antes:
fue algo difícil pero lo invite a comer  a mi casa, mis padres estaban ausentes, después  de comer  y unas cuantas copas recuerdo verle dicho solo conozco de tu persona la cara y las manos, que son muy bonitas por cierto. Pero no sé cómo eres por dentro y la verdad es que me gustaría muchísimo saberlo.
Sorprendido por lo que acababa de decirle, confundida también yo tuve que  tomar asiento , no sabia si en verdad lo abia dicho, a si que tuve que tomar asiento , mirándome directo a mis ojos, dijo:
¿Estás dándome a entender que te gustaría verme desnudo?
  Así es, Javier —dije tartamudeando. Me gustaría muchísimo verte desnudo. Pero  muchísimo, muchísimo —afirmé con genuina pervertida.

 El movió la cabeza de un lado a otro, sumiéndose en igual profunda reflexión  y finalmente, decidido, me propuso:
—Me desnudaré, si te desnudas tú también.
—De acuerdo, hagámonos al mismo tiempo y así pasaremos menos vergüenza — solo recuerdo que olvide que existía— . y  espese
—Camisa.
—Blusa.
—Pantalones.
—Falda.
—Calcetines.
—Calcetines.
—Calzoncillos.
—boxer.

Nos quedamos  contemplando nuestros cuerpos adolescentes desprovistos. no resistí en decirle Javier, estás muy bien que quitas el sentido —dije babeando de admiración. A lo que me respondió tú también tienes un cuerpo magnífico. estaba paralizada así que entre cortada le dije tienes además una cosa muy graciosa que está empezando a elevarse por sí sola!                —exclame excitadísima.

Bueno después de eso solo recuerdo que terminamos en mi cama, aprendiendo mutuamente  a hacer por primera vez el amor. Compartimos una experiencia nueva, extraordinaria.
—Ahora entiendo porque las personas vamos siempre vestidas. Vamos siempre vestidas para evitar hacer todo el tiempo lo que acabamos de hacer me dijo.
 A lo que tuve que preguntarle
—¿Lo lamentas?
El me respondió: me ha gustado tanto aunque me duele un poquito, hagámonos de nuevo —propuso, apasionado, tirándose encima de mí.

A partir de aquella memorable fecha, para nosotros dos el deporte pasó a un segundo plano. Habíamos aprendido a jugar otro juego que nos procuraba un mayor placer teniendo que forzar un poco mas nuestros cuerpos, las ganas es lo que tenían que hacer para que, en cada partida que jugábamos, saliéramos vencedores los dos.

Saludos de México DF.

No hay comentarios:

Publicar un comentario